Ocurrió hace muchos años, pero ahora lo entiendo.
Mi amigo Nacho, que ahora tiene 82 años, cuando yo era adolescente y él “un señor” me preguntó ¿me ayudas por favor con esto? Tengo que hacer unas gestiones y yo ahora no puedo, estoy muy ocupado y no tengo tiempo. Tras charlar un rato me acabó diciendo:
“ES QUE MI TIEMPO CUESTA DINERO”
Lo acepté torciendo un poco el gesto y le ayudé… pero en ese momento no entendí el significado en su plenitud. Ahora sí.
Un hombre familiar, deportista y emprendedor…
Ahora lo entiendo.
“No tengo TIEMPO PARA…, porque necesito ese tiempo para dedicárselo a otras cosas más relevantes, si dejo de hacerlas por dedicarme a otras gestiones,
«dejo escapar oportunidades de negocio y por ello, pierdo dinero porque dejo de ganarlo”.
Esta historia me viene a la cabeza ahora, cuando explico profesionalmente temas sobre Social Selling y sobre la capacidad BRUTAL que tiene LinkedIn para abrir mercado, generar contactos, convertirlos en leads y cerrar ventas. No es nada nuevo, pero es desconocido por muchos.
Todas las acciones que acompañan a una venta son numerosas, laboriosas y por qué no decirlo, a veces aburridas e incluso dirigidas de manera monótona y poco eficaz.
La pregunta que siempre le hago a mi cliente ideal, acordándome de mi amigo Nacho es: ¿quieres seguir dedicando tantas horas a la prospección manual de tu mercado “para ver qué encuentras”? ¿O prefieres delegárselo a alguien que sabe hacerlo y poner el foco en la parte de tu negocio en la que realmente aportas valor?
Al venirme a la mente esta historia, me acuerdo de “nuestros mayores”, porque son unos sabios de la vida. Sin ellos no tendríamos nuestro hoy, nuestro aquí y nuestro ahora, son parte de nuestra historia y siempre, de una u otra forma, nos transmiten su sabiduría.
Aquí te dejo la moraleja de esta historia real, como la vida misma:
Aprovecha tu tiempo en lo que
realmente aportas valor, porque seguro que, al igual que el de mi amigo Nacho, tu tiempo también cuesta dinero.
Espero que esta historia te invite a la reflexión.
¿Sabes cuánto cuesta tu tiempo?